9/11/2013

El hombre es lo que come


No sé si con esta frase Feuerbach quiso decir lo que yo interpreto, hoy estoy muy perezosa para ponerme a leer sobre las tesis teológicas y filosóficas de Feuerbach, en mi adolescencia leí filosofía, pero después la literatura pura me sedujo al punto que dejé de leer cualquier otra cosa que no fuera cuento o novela. Cuando oigo esta frase, el hombre es lo que come, pienso en la gente que he visto comiendo en las fritanguerías, en la que he visto en restaurantes vegetarianos, en restaurantes gourmet, restaurantes de comida típica, restaurantes de comida rápida, restaurantes miserables y restaurantes regulares, restaurantes de todo tipo, buenos y malos. Pienso en las diferencias que veo entre unos y otros, pero tratándose de una frase dicha por un filósofo, lo más probable es que mi interpretación sea errada, con esa frase Feuerbach pudo querer decir todo lo contrario a lo que dijo. Poco me importa, yo sigo citándolo, y más en estos días en los que la comida ha sido un tema tan importante, derivado del paro agrario y de todo lo que lo rodea.
Yo creo firmemente que el hombre es lo que come, lo creo positiva, científicamente. Me opongo a los transgénicos porque he visto a la gente que los come, me opongo a los TLC porque sé que al ser transportado el alimento pierde  gran parte de su valor energético. En Estados Unidos he visto como la gente pobre, que es cada vez más, se ve obligada a comer basura transgénica porque la orgánica es sólo para ricos, he visto como les da cáncer a todos después, he visto lo gordos y feos que son y lo infelices que son sus vidas por comer un alimento que no sabe a nada, no alimenta, un alimento que es feo y sólo decepciona. Uno de los grandes placeres de la vida es comer, comer no debería ser una tortura ni una tarea mecánica, comer es lo que mantiene la vida, es el combustible esencial. Me emputa que tengamos unos gobernantes tan estúpidos o tan hijueputas que nos quiten la posibilidad de comer rico y sobre todo, saludable, nuestro gobierno nos está quitando el pan de la boca para reemplazárnoslo por pedazos de icopor y de paso nos está asegurando un futuro de enfermedad, nos quiere condenar a una vida infeliz llena de trámites y reclamos contra las EPS. Sólo quien tenga el dinero suficiente podrá comer algo decente, mientras el campo fértil es expropiado o arruinado. Mientras nuestras tierras se vuelven infértiles por las prácticas de siembra perversas que quieren instaurarnos, para que unos pocos, sólo unos pocos, naden en dinero.
Nunca había sentido la necesidad de expresar un compromiso político mediante mi arte, esta vez es diferente, es imposible ignorar las cosas que están pasando. Mientras en países como Estados Unidos la gente piensa todo el tiempo en el apocalipsis y en los zombis, debido, probablemente, a la cantidad de comida transgénica que consume, aquí nosotros estamos dormidos, ojalá despertando y ojalá no demasiado tarde. Privatizan el sol en España, pretenden encarcelar a una familia en Inglaterra por tener una granja autosuficiente y en Colombia el ICA destruye las semillas de arroz de los agricultores y les vende semillas transgénicas contaminadas con bacterias, me parece que ya es tiempo de leer El país de las últimas cosas de Paul Auster o de embobarse viendo Futurama, pues nos espera un futuro así, lleno de mutantes.
Además de creer en esa frase de Feuerbach, creo en el I Ching. Si los gobernantes leyeran y entendieran el I Ching no estaríamos tan mal, pese a tratarse de un libro tan antiguo, surgido en un contexto tan diferente al de hoy, sus enseñanzas son traducibles y no inducen a error, no fallan. Pero soñar con que algún político colombiano lea y entienda el I Ching es como soñar con desbancar a Madonna. Ya Simón Gaviria nos demostró hace unos meses que los políticos aquí no saben ni siquiera leer. El I ching tiene un hexagrama llamado las comisuras de la boca (la nutrición), éste hexagrama es, a mi parecer, el más importante de todos, transcribo aquí su dictamen:
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