9/22/2010

Fragmento de mi novela

-Que qué estoy haciendo aquí con este frío, con los pies mojados y en nochebuena? Es una buena pregunta si. Todos evitamos pasar la noche buena en un lugar al que no hemos sido invitados, o en un sitio en donde uno se siente fuera de lugar. La noche buena no es la noche que escogeríamos para el ridículo, hacemos todo lo posible para pasarla con la familia de una manera tradicional y aferrarnos más que nunca a esa estabilidad en la que el mundo de afuera, que queda más allá de la sala y la chimenea y el vino y la bandeja con galletas recíen horneadas, desaparece. Es la única noche del año en la que es bien visto que nos olvidemos de los problemas de la realidad y regresemos al regazo hogareño, no importa cuán costoso resulte. Por eso debe parecerles bastante raro que yo esté aquí a estas horas, a pesar de que es más raro que ustedes estén atendiendo todavía pese a la evidente falta de clientes. No les debo más explicaciones de las que ustedes me deben a mí.

No somos ni los primeros ni los últimos en estar en esta embarazosa situación, aunque debo admitir que no es algo común. No todos tienen en su historia una nochebuena fuera de lugar. Pero sucede. Sucede aunque uno lo evite. Así como suceden muchas cosas en la vida, a pesar de uno, por el implacable designio del destino o del azar, no importa ya.

En mi casa tuvimos una vez a un escosés. Cata, que andaba muy metida en redes sociales y cosas de esas, se comprometió a hospedarlo en noche buena. No creo que lo haya hecho muy gustosamente, creo más bien que era un compromiso difícil de evadir, una forma de pagar algún favor de un amigo o simplemente el precio de estar en couchsurfing. El hecho es que tuvimos a un escocés completamente desconocido en la intimidad de nuestra familia. No hablaba nada de español, ni una palabra. Todos lo compadecimos y fuimos muy amables, pero de todas formas era algo molesto. El hombre quería caer bien a toda costa y la situación era penosa. Aunque no quisieramos dirigíamos toda nuestra atención al escocés.

No todas la familias de por aquí tienen un escocés en su casa en nochebuena.

Nosotros no entendemos el inglés de escocia y no queríamos intentarlo una vez más, por eso los gestos predominaron durante toda la velada. No bastándole el ridículo de su sola presencia, el escocés se puso su falda y nos ofreció un espectáculo de baile escocés después de la cena. A los niños debió molestarles especialmente porque fue antes de abrir los regalos y era algo con lo que no contaban, pero son niños muy educados y supieron controlarse.

9/15/2010

Walkabout o donde he estado todo este tiempo

Después de haber conseguido apartarme de todos con grandes esfuerzos, después de haber soltado el apretado nudo de la amarra de la barca y haber andado un poco a la deriva, a merced de la corriente algunas veces y otras dando vueltas estancada en la tranquilidad del agua, con tan solo un remo; después de haberme internado en el bosque, lejos del ruido del mundo de afuera, la encontré al fin. Ahí estaba ella, no me vio durante un buen rato en el que yo la observé muerta de miedo y cansancio. Estaba sentada en una piedra. Su perfil hacia las copas de los árboles. Parecía buscar la luz como todos ellos. La espalda encorvada.

Tuve el tiempo suficiente para pasar del miedo al fastidio. Cuando me vio, me miró fijamente. Su mirada fue larga y no recuerdo haber visto ningún gesto, todo desapareció para mí, tuve la sensación de haber desaparecido, o por lo menos, de haber perdido mis contornos. Después, como si acabaramos de despertar de una pesadilla, nos llenamos de odio. Estuvimos esquivándonos, amenazándonos, dando círculos como fieras salvajes hasta que, agotadas, nos sentamos bien lejos la una de la otra.

Poco a poco nuestro pulso fue estabilizándose, la respiración empezó a hacerse más lenta, los músculos fueron aflojándose y yo me dormí. No sé cuánto tiempo pasó.Al despertar deseé no verla, pensé que se había ido, pero me observaba desde el mismo lugar. Me llené de angustia y ella también. Después decidí ignorarla, pero no se fue. Se quedó con obstinación. Resistía con fuerza a pesar de que algunas veces parecía asustada. Pasaron los días y ella seguía ahí. Yo también, no había recorrido todo ese camino en vano y además no sabía ya como volver, ni siquiera había amarrado la barca.

Mi desesperación fue creciendo, me tranquilizaba pensando que eso, como todo, tendría que pasar, dejar de ser. Algo pasaría al final.

Fui calmándome, me di el tiempo para pensar. Al fin la miré y descubrí que no me disgustaba tanto, ya no me parecía tan monstruosa, hasta pensé que podría llegar a ser muy agradable si conseguía acercarme y arreglarla un poco. A ella debió pasarle algo similar porque me miraba de otra forma, parecía menos intranquila. Sus facciones ya no se veían tan afiladas, su espalda menos arqueada. Terminamos sentadas una frente a otra, mirándonos a los ojos. De repente nos agradamos, empezamos a sentirnos a gusto. Llegué a entenderla, no ví más su miedo y mi deseo de hacerle daño cesó. Fue acercándose poco a poco, con más confianza cada vez y yo dejé de retroceder disgustada. Sus ojos negros se fundieron en la oscuridad de la noche.

Al despertar me sentí renovada, parecía que había logrado descansar, aún así el camino y el hambre habían hecho mella en mí. Pero ella ya no estaba y yo me sentía de maravilla. Había triunfado. La reconciliación la había liberado.Era una mañana despejada y me sentía con fuerzas para emprender el camino de regreso. Me había quitado un peso de encima, pero mi fin era incierto.

He ido alimentándome de lo que encuentro. Llevo poco y no sé si logre regresar, si todo sigue así creo que lo conseguiré. Si mi cuerpo logra la fuerza necesaria y consigo el alimento adecuado y suficiente. Mi fuerza radica en mi unidad. Si ella siguiera allá en esa lejanía, yo no estaría aquí.

9/14/2010

sin título




Die Kino-Königin


Vivo en todos los confines,
en todos los carteles y cines.
Me verás en toda pantalla,
¡no importa al cine que vayas!
Todos me conocen y me aman,
la undécima musa me llaman.
Hoy señora de alto copete,
mañana mendiga en el templete.
Tan pronto india u otomana
como gran matrona romana.
En toda época, en todo lugar
soy mujer de armas tomar.
Al galope, con el rifle voy,
una vaquera de la pampa soy,
salvo terneros de una muerte atroz
y domo caballos de potente coz.
Con valentía sigo el rastro a forajidos
que escapan por tejados y caminos:
recorro panteones y tumbas sin contento
como temblorosa monja de convento.
Me sumerjo buceando en la corriente
y con gran aplauso de la gente
emerjo al poco rato en la superficie
sin menoscabo ni daño de mi efigie.
Apuñalada en tantísimos lugares,
envenenada en palacios y hogares,
pero ya en la siguiente peli
vuelvo a sonreírle a mi fiel Feli.
Allí donde voy, donde me paro,
donde amo, beso, bailo y salto,
por cerros, colinas y valles,
por lagos, ríos y mares,
a pie, en bicicleta y a caballo,
en submarino o aeroplano,
perseguida por sus clics y flashes,
por casa, portales y calles,
en realidad, en vigilia y en sueños
perdiendo siempre el resuello,
me dispara a cada rato
el fotógrafo con su aparato.

Tomado de "Kafka va al cine"
Pintura de Gary Villafuerte.

9/07/2010

VOTE POR MÍ AMIGO*

Señor(a) visitante de este blog:

Si le gusta lo que acá ve puedo pedirle que entre aquí y vote por mi cuento "VIDA DE PELÍCULA". Preferiblemente pulgar arriba, pero incluso el pulgar abajo ayudaría mucho.

El premio al ganador es un E-Book de 200 páginas lleno de escritos de sólo su autoría. E book que yo pondría inmediatamente en este blog al acceso de todos, conforme al ideal de democracia.


*Hago notar la tilde "en mí", pues no tengo ningún interés en que mi amigo gane. A menos que usted quiera ganar amigo, entonces me quitaré del camino y votaré por usted confiando en que tan noble gesto lo conmueva y lo haga votar por mí.

9/05/2010

La insoportable densidad del ser

El título la insoportable levedad del ser me ha parecido siempre atractivo, es sonoro y me causa una incomodidad difícil de olvidar. Leí el libro y me gustó, pero nunca he entendido muy bien lo que quiere decir el título, porque si hay algo que no me parece leve en este mundo es el ser. El máldito ser que es más pesado que el uranio. Denso. Re denso. Si el ser fuera leve uno no se sentaría a escribir. No puedo creer que alguien crea que el ser es leve. Y si hay alguien cuyo ser sea leve le tendré mucha envidia. No importa si es un idiota, la levedad de su ser será lo más envidiable sobre la faz de la tierra.

La insoportable densidad del ser es muchas veces la que lo lleva a uno a escribir. Vamos a escribir a ver si se me aliviana un poco el ser, a ver si vuelco una parte de su peso en palabras que se llevará el viento, pienso. Escribir sobre lo que sea, sobre lo que sea excepto sobre eso que me atormenta, precisamente porque es incomunicable, porque no logro decirlo ni darle una forma ni un nombre. Eso que al ponerlo en palabras se reduce y se vuelve vulgar y tonto, borbotones de palabras que no tocan, que rebotan en los inquebrantables muros de los interlocutores.

La insoportable densidad del ser. Su rápido sepulcro en caída libre. La insoportable consciencia de uno mismo, del escritor.

9/04/2010

Walkabout

The term Walkabout comes from the Australian Aboriginal. The idea is that a person can get so caught up in one's work, obligations and duties that the truly important parts of one's self become lost. From there it is a downward spiral as one gets farther and farther from the true self. A crisis situation usually develops that awakens the wayward to the absent true self. It is at this time that one must go on walkabout. All possessions are left behind (except for essential items) and one starts walking.

Metaphorically speaking, the journey goes on until you meet yourself. Once you find yourself, you sit down and have a long talk about what one has learned, felt and done in each other's absence. One talks until there is nothing left to say -- the truly important things cannot be said. If one is lucky, after everything has been said and unsaid, one looks up and sees only one person instead of the previous two.

Source unknown (from Gone Walkabout)

9/03/2010

El sentimiento mortal del paso uniforme de los días


"Es una irresponsabilidad viajar, incluso vivir, sin tomar apuntes. El sentimiento mortal del paso uniforme de los días es inaceptable."
Franz Kafka

Flâner

Flâner: Callejear. Andar sin objetivo determinado, al azar del capricho, perdiendo el tiempo. Etimología de origen desconocido. No obstante, se ha propuesto su procedencia a partir del islandés flanni (espíritu libre). El normando tiene la palabra flanier (tacaño).

Dictionaire de la langue française, 1875