3/20/2010

Histeria siberiana

Luego volvió a bajar los ojos
.-El sur de la frontera, el oeste del sol –dijo.
-¿Qué es eso de «el oeste del sol»?
-Existe de verdad –dijo-. ¿No has oído hablar de la histeria siberiana?
-No.
-Lo leí en alguna parte hace tiempo. Creo que cuando iba al instituto. No logro recordar dónde, pero, en fin, era una enfermedad que sufrían los campesinos de Siberia. Imagínatelo: eres un campesino y vives solo en los páramos de Siberia. Trabajas la tierra un día tras otro. A tu alrededor, hasta donde alcanza la vista, no hay nada. El horizonte al norte; el horizonte al este; el horizonte al sur; el horizonte al oeste. Nada más. Todos los días, cuando el sol sube por el este, vas al campo a trabajar. Cuando alcanza el cénit, descansas y comes. Cuando se oculta tras el horizonte, al oeste, vuelves a casa y duermes.
-Una vida muy distinta a la de llevar un bar en Aoyama.
-Sí –dijo ella sonriendo. Y ladeó un poco la cabeza-. Muy distinta. Y eso, día tras día, año tras año.
-Pero, en Siberia, en invierno, no se pueden cultivar los campos.
-No, claro –dijo Shimamoto-. Durante el invierno te quedas en casa trabajando en cosas que puedas hacer en el interior. Y, al llegar la primavera, vuelves a salir al campo. Tú eres ese campesino. Imagínatelo.
-De acuerdo.
-Y entonces, un día, algo muere dentro de ti.
-¿Algo muere? ¿El qué?
Ella negó con la cabeza.
-No lo sé. Algo. A fuerza de mirar, día tras día, cómo el sol se eleva por el este, cruza el cielo y se hunde por el oeste, algo, dentro de ti, se quiebra y muere. Y tú arrojas el arado al suelo y, con la mente en blanco, emprendes el camino hacia el oeste. Hacia el oeste del sol. Y sigues andando como un poseso, día tras día, sin comer ni beber, hasta que te derrumbas y mueres. Esto es lo que se llama histeria siberiana.Intenté representarme la imagen de un campesino siberiano caído de bruces en el suelo, agonizando.
-¿Qué hay al oeste del sol? –pregunté.
Ella volvió a negar con la cabeza.
-No lo sé. Tal vez no haya nada. O tal vez sí. En todo caso, es un lugar distinto al que está al sur de la frontera.
Al sur de la frontera, al oeste del Sol, de Haruki Murakami

3/15/2010




Impresiones 2

Hoy me he dado cuenta como nunca antes del grado de imaginación y fantasía que hay en todas mis aseveraciones. Otros lo llamarían: exageración. Yo prefiero hablar de imaginación o inventarme un concepto como: "temperamento literario" o "predisposición fantástica de la personalidad" o desviación... que se yo, cualquiera de esas expresiones que usan los sicólogos, siempre tan solemnes. No puedo evitar decir exageraciones, sobre todo cuando de política se trata, la tentación de llevar todo hasta sus últimas consecuencias en mi imaginación es tan fuerte que no lo resisto y siempre exagero, me encanta, así como me encantan las tragedias y las películas asquerosas de Lars von Trier. A eso se deben referir con el lema ese de Colombia es pasión, lo que yo tengo debe ser esa pasión de los colombianos. Le huyo al término medio como al coco. Maradona dijo "yo soy o blanco o negro, gris no seré nunca".
Siempre quiero irme a los extremos, tal vez por eso nunca me sentí muy a gusto en la academia, pues los académicos estan buscando todo el tiempo la imparcialidad y la objetividad y eso me parece terriblemente aburrido. Me refugié en la literatura porque ahí puedo exagerar todo lo que quiera y en lugar de ser el objeto de burlas, convertirme en el objeto de admiración y de pronto, por qué no, hasta recibir premios. Los que padecemos de la exageración como yo, debemos ser escritores. Así lo pensarán dos veces antes de tildarlo a uno de loco y tendrán la duda de si están ante una pobre loca o ante un genio, sobre todo porque la mayoria no se tomará el tiempo de leerlo a uno ni de leer nada y no tiene los elementos para determinar si se trata del primer caso o del segundo.

Ante ese derroche de pasión y de exageración hay siempre dos reacciones entre los presentes, o se dejan arrastrar por el sentimiento trágico y apasionado o se ponen del lado de la razón. Cuando digo que debido a los cultivos transgénicos nos vamos a quedar con tres árboles como en Haití, debo provocar la risa de muchos, yo incluida. Parece que la pérdida de la consciencia siempre viene acompañada de la risa, de una buena dosis de humor que nos borra hasta la memoria. Hoy un amigo dijo que, dado el funesto resultado de las elecciones, tocaba coger el primer avión y largarse de este país de mierda.


Después en un momento de ociosidad pensé en lo gracioso que sería coger efectivamente el primer avión y largarse con una maleta completamente improvisada. Eso sería vivir la vida intensamente, imaginemos todo lo que podría sucederle a esa persona una vez aterrice el avión en el país x, sería en verdad un lujo hacerlo, dejar que las emociones controlen toda la vida, guiarse tan solo por los impulsos.
La exageración es literatura pura, poder concebir semejantes absurdos y cargarlos de emociones. Además no hay ningún gran acontecimiento histórico que no haya sido producto de la exageración. Si nunca nadie hubiera sido exagerado nunca habría sucedido nada digno de recordarse, seríamos una línea recta.


Es una exageración sentarme a escribir esto.

Impresiones 1

No sé cual tipo de gente me cae peor, si la que mide a los demás por lo que tienen o la que lo hace por los títulos académicos. No sé tampoco cual de las dos exigencias lo hace a uno más esclavo, lo cierto es que en cualquiera de las dos se le va a uno un montón de tiempo, si uno quiere satisfacer a los intelectuales se le van más de 15 años sólo en maestrías, especializaciones y doctorados, si quiere satisfacer a los materialistas se le van años trabajando para juntar lo suficiente como para poder impresionar. Y yo no escogí ninguno de esos dos caminos y prefiero a la gente que no pregunta sobre los titulos académicos ni mira las marcas de las cosas. En general prefiero a la gente callada que no pregunta. Supongo que todos estamos midiendo a los demás todo el tiempo. Intento a toda costa que las relaciones se basen en la afinidad, en esa compatibilidad que no se expresa con palabras. Nada más jarto que esa eterna comparación, que esos "amigos" que todo el tiempo están hablando de sus éxitos y preguntando qué ha hecho uno en la vida, y uno cae en ese juego y empieza a sacar sus cartas...fatal, hay que huir de esa gente.

3/03/2010

Cita de Murakami. Tomada de Sputnik, mi amor.

"_ La gente se dirigía a los antiguos campos de batalla tirando de carretas, y allí recogía todos los huesos desparramados o enterrados que podía encontrar. Al ser un país de tan larga historia, no faltaban campos de batalla. Luego construían una enorme puerta a la entrada de la ciudad incrustando todos esos huesos. Esperaban que, honrando de ese modo sus almas, los guerreros muertos protegieran la ciudad. Pero ¿sabes?, no bastaba con eso. Cuando la puerta estaba terminada, llevaban hasta allá unos cuantos perros vivos y, con una daga, los degollaban. Después regaban la puerta con la sangre aún caliente de los perros. De esa forma,los huesos resecos se empapaban de sangre fresca y las viejas almas adquirían un poder mágico. Al menos eso es lo que creían.-Sumire aguardaba en silencio a que prosiguiera-Escribir una novela es algo parecido. Por más huesos reúnas, por magnífica que sea la puerta que construyas, sólo con eso no tendrás una novela viva. Una historia, en algún sentido, no es algo de este mundo. Una verdadera historia requiere un bautismo mágico que conecte este mundo con el otro."

3/02/2010

Dos de Marzo de 2010

Sin darme cuenta estaba volviendo otra vez a la vieja manía de perseguir pompas de jabón, apenas las cogía se me estallaban en las manos y toda la belleza de su brillo tornasolado desaparecía. ¿Cuántas horas habrá perdido mi alma en este pasatiempo?