"_ La gente se dirigía a los antiguos campos de batalla tirando de carretas, y allí recogía todos los huesos desparramados o enterrados que podía encontrar. Al ser un país de tan larga historia, no faltaban campos de batalla. Luego construían una enorme puerta a la entrada de la ciudad incrustando todos esos huesos. Esperaban que, honrando de ese modo sus almas, los guerreros muertos protegieran la ciudad. Pero ¿sabes?, no bastaba con eso. Cuando la puerta estaba terminada, llevaban hasta allá unos cuantos perros vivos y, con una daga, los degollaban. Después regaban la puerta con la sangre aún caliente de los perros. De esa forma,los huesos resecos se empapaban de sangre fresca y las viejas almas adquirían un poder mágico. Al menos eso es lo que creían.-Sumire aguardaba en silencio a que prosiguiera-Escribir una novela es algo parecido. Por más huesos reúnas, por magnífica que sea la puerta que construyas, sólo con eso no tendrás una novela viva. Una historia, en algún sentido, no es algo de este mundo. Una verdadera historia requiere un bautismo mágico que conecte este mundo con el otro."
que linda novela... oriente está en otra dimensión :-D
ResponderBorraralguien me dijo una vez que en latinoamérica pensamos con el cuerpo, en Europa y Estados Unidos con la razón y en Oriente con el corazón.
ResponderBorrarMe adhiero a camila...aunque no se si en EEUU Piensen realmente...y con la razon...¿? pero puede ser...suelo estar equivocado
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