Pertenezco
a una familia pequeña, una familia de mujeres, en nuestra familia solamente hay
un hombre, serio y cabal, pero ese es otro tema, hoy quiero hablar solamente de
lo que espontáneamente pasa entre nosotras las mujeres de mi familia, no sé si
sea algo que pase mucho entre las mujeres, supongo que sí porque nosotras las
mujeres siempre hemos sido pobres, todavía hoy un hombre gana más que una mujer
por hacer el mismo trabajo, supongo que también hemos sido tradicionalmente
más ricas en otras cosas, pero en lo referente al dinero podría decirse que
somos “tradicionalmente” pobres, esa tradición debe haber dado origen hace
miles de años a redes de solidaridad entre mujeres y eso debió calar tan hondo
en los genes que hoy es una cosa perfectamente espontánea, que se da por sí
sola, casi sin que nos demos cuenta.
Así se mueve entre nosotras una economía
misteriosa, una suerte de transacciones que nos alegran la vida, un intercambio
de pequeñas sumas milagrosas, mi mamá le regala a mi tía 100.000, mi tía le
presta a mi hermana 70.000, mi hermana me presta 40.000, al otro día yo
le regalo a mi mamá 60.000, a los pocos días, mi hermana le devuelve a mi tía
70.000 y le regala 30.000, mi tía me regala 50.000, yo le regalo 100 a mi mamá, mi mamá le regala 30 a mi hermana, mi tía me presta 150...después de un tiempo las deudas están saldadas, los regalos repartidos... de ese tipo son las transacciones que se dan entre nosotras, no siempre en efectivo, a
veces son regalos que suplen necesidades y/o antojos de tipo primordialmente
femenino, a veces bienes de consumo cultural, la mayoría de veces artículos
útiles para la vida cotidiana.
Las sumas varían, no son siempre tan pequeñas, eso depende, claro, del devenir de nuestra economía allá afuera en el mundo, varían
también las relaciones y los fines, digamos: la ejecución de los dineros. Nunca
me he puesto a hacer cuentas, sé que se trata de un sistema que marcha por sí
solo, es perfectamente sostenible y nos soluciona problemas a todas, no quiero escudriñar en su funcionamiento porque temo que el mágico mecanismo de nuestra economía desaparezca. Somos una
cooperativa, al final terminamos todas con la misma cantidad de dinero que teníamos
antes de empezar la nueva ola transaccional, pero con nuestras necesidades
suplidas, nuestros objetivos realizados. Todas ganamos siempre o quedamos con esa sensación, nuestra economía se mueve.
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