2/26/2010

Salí a caminar a la playa. No me encontré con nadie. A esa hora los pescadores ya se habían ido a sus casas y los niños estaban haciendo sus tareas o comiendo.

Mientras sentía el tacto de la arena en mis pies fui viendo cómo el sol se ponía. Pronto empezó a soplar una brisa fría. Seguí andando.

Cuando estuve resuelta me metí. Sentí el agua en mis pies, la sentí subir hasta las pantorrillas y mojarme el pantalón, luego me eché a las olas. Me entregué al suave vaivén del mar, el agua estaba tibia. Así echada de cara al cielo, mientras la inmensidad me arrastraba mar adentro, sentía la brisa fría rozándome la cara. El cielo estaba despejado y la luna iluminaba los picos de las olas que se venían. Poco a poco fueron apareciendo lucecitas titilantes y el cielo se cubrió de estrellas. Intenté mirar hacia la playa pero ya no veía las luces de las casas.

Empezó a lloviznar. Sentí las gotas cayéndome en la cara, las olas se precipitaron con más fuerza y su vaivén fue cada vez más rápido…


Continuará...

1 comentario:

  1. Mas que un escrito, es una imagen. Me gusta, pero no la entiendo...no se nadar. No conozco el mar. No se olvidar...

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