6/29/2013

El festival internacional de cine de Barichara: Las buenas intenciones no bastan



Sin duda un festival de cine en Barichara es una magnífica idea, Barichara es un gran escenario y no todos los festivales tienen la fortuna de contar con un espacio como las antiguas bodegas de la Colombiana de Tabaco, sin embargo el festival es una oda a la mediocridad, es una lástima que las buenas intenciones de sus organizadores se queden sólo en publicidad. El evento es una farsa.

Que pesar que teniendo tantos patrocinadores y el apoyo del Ministerio de Cultura y de la Gobernación sus organizadores no puedan hacer otra cosa que sepultar el festival, ¿no hay en Santander gente profesional que pueda organizar un evento de esta magnitud y no se quede sólo en publicidad y grandes ambiciones? Muy buena su intención de traer cultura a Barichara, pero subestiman al público de un modo vergonzoso. El público de Barichara es gente que ha tenido acceso a  la cultura y los que no lo han tenido no son tan ciegos para no notar las fallas. Pero para que no se crea que hablo sin razones voy a explicar en qué consisten esas fallas, basada en la información que me dio una de las organizadoras y en lo que he visto yo en estos días.

Todos los eventos tienen imprevistos, me dijo la organizadora, es cierto, pero algunos de esos imprevistos no tienen presentación, no hay cómo justificarlos sin avergonzarse. El primero de ellos tiene que ver con la programación, imprimieron programas, pero son ficticios, pues cuando uno va al festival se encuentra con que no van a proyectar lo que dice en el programa, lo que pasa es que imprimimos mal los programas, me dijo la organizadora cuando le pregunté por el taller de animación, usted sabe que en todos los eventos hay imprevistos. Como el taller no era el día que decía en el programa, fui el día que me dijeron que era, el sábado a las nueve de la mañana, eran las diez y cuarto y no empezaba, es que están en un desayuno y llegó la prensa, entonces es mejor que se queden allá porque les están tomando fotos, pero esperen que no demoran, por ahí en cuarenta minutos empieza.

El día de la inauguración estaba programado presentar un documental sobre Mariana Abramovic, pero resulta que el lector de DVD no leyó el dvd, en palabras de una de las organizadoras: Usted sabe que no todos los lectores leen todos los dvds, entonces tocó presentar otra, pero hoy ya encontramos un lector que sí lo lee, o sea que ahora sí la vamos a presentar, todos los eventos tienen imprevistos, por ejemplo las películas de Cuba, el país invitado, no alcanzaron a llegar, pero encontramos aquí en Barichara a una persona de Cuba que tenía unas películas y nos las prestó y pasamos esas. Además un invitado nos canceló a última hora porque se le presentó una oportunidad laboral, todos los eventos tienen imprevistos.

Cuando le pregunté sobre el éxito del festival y la asistencia de la gente, me dijo: Pues la asistencia ha sido un éxito porque las películas que se presentan aquí no son comerciales, son hechas con las uñas, esas películas son un ladrillo para ellos, ellos no las entienden, entonces ver diez personas viendo una película de esas, es un éxito.
Subestiman al público.

La gente de Barichara quiere ver cine, hay gente que ha venido del campo a ver las películas del festival, pero el sonido es tan, pero tan malo, que terminan saliéndose. He ido a mejores festivales, hechos con menos de la cuarta parte del presupuesto de este. Cómo es posible que no contraten ingenieros de sonido profesionales y que la gente se vaya desilusionada porque no se entiende nada, pues no entienden las películas, no porque no sean comerciales, como dijo una de las organizadoras, que además es mentira, pues la mayoría son películas comerciales, sino porque el sonido es muy malo.
Todos los eventos tienen imprevistos, me repite ella, este año no se iba a hacer el festival, pero el Ministerio llamó y dijo que sí daba la plata, que no se podía dejar morir el festival, que había que hacerlo en estas fechas, entonces no tuvimos sino un mes para hacer todo lo que ven aquí.

Las cosas se hacen bien o no se hacen, salieron con un chorro de babas. Es una falta de respeto con la gente que estaba realmente ilusionada, la gente de Barichara quiere ver cine y quiere actividades culturales, pero bien hechas, más aún si son financiadas con dineros públicos. Para terminar mencionaré tan sólo uno más de los imprevistos de este festival, más que un imprevisto, un descalabro: los spots.

El país de las últimas cosas

Lea la reseña aquí en la revista corónica 


6/20/2013

El día que deseé empujar a una anciana


Después de horas de forzarme a permanecer en la pantalla del compu, leyendo posts de otros escritores y empeñada en encontrar un estímulo para escribir me he acordado de algo que tal vez merezca ser escrito. Es sobre el día que deseé empujar a una anciana. Si. Lo hice, pero levemente, de modo que ella sólo percibió mi más oscura intención. ¿Por qué? Porque me senté en una banca del Park-way a esperar a alguien, ni importa a quién, y la anciana al verme sola se me acercó y me preguntó: ¿solita? Ahya﷽﷽﷽﷽﷽﷽﷽﷽ eso  al verme sola se me acercexlla sescrito. Es sobre el d vea televisian emocionadí ya empezó mal la cosa, odio el diminutivo y más si es aplicado a un estado tan solemne como la soledad, la anciana tenía una energía horrible, también tenía Parkinson. Yo ya me iba preparando mentalmente, pensaba: a ver qué quiere, será plata o quien sabe que cosa retorcida, cuando la anciana me pregunta: ¿Le han hablado del fin del mundo? al tiempo que me alcanza un folleto. Mi cerebro hace sus conexiones a una velocidad sorprendente y hay una palabra que aparece en mayúsculas y en rojo RELIGIÓN.

Me levanto fastidiada ¿es que no puedo sentarme tranquila en un parque, qué es ese irrespeto, cree que porque estoy sola puede acercárseme a convertirme a su religión? Me levanto, le doy un par de palmaditas en la espalda a la altura de los hombros, consciente de mi superioridad física aplico más fuerza de la necesaria. Le digo:

_No, si se trata de religión, no gracias, no me interesa la religión.

Me voy fastidiada. 

6/17/2013

I CHING

Dice Jung hablando del I Ching: "A fin de entender qué significa semejante libro es imperioso dejar de lado ciertos prejuicios de la mente occidental. Es un hecho curioso que un pueblo tan bien dotado e inteligente como el chino no haya desarrollado nunca lo que nosotros llamamos ciencia. Pero sucede que nuestra ciencia se basa en el principio de causalidad, y se considera que la causalidad es una verdad axiomática. No obstante, se está produciendo un gran cambio en nuestro punto de vista. Lo que no consiguió la Crítica de la razón pura de Kant lo está logrando la física moderna. Los axiomas de la causalidad se están conmoviendo hasta sus cimientos: sabemos ahora que lo que llamamos leyes naturales son verdades meramente estadísticas que deben por lo tanto, necesariamente, dejar margen a las excepciones. Todavía no hemos tomado lo bastante en cuenta el hecho de que necesitamos  del laboratorio, con sus incisivas restricciones, a fin de demostrar la invariable validez de las leyes naturales. Si dejamos las cosas a merced de la naturaleza, vemos un cuadro muy diferente: cada proceso se ve interferido en forma parcial o total por el azar, hasta el punto de que, en circunstancias naturales, una secuencia de hechos que se ajuste de manera  absoluta a leyes específicas constituye casi una excepción.

La mente china, tal como yo la veo obrar en el Yi Ching, parece preocuparse exclusivamente por el aspecto casual de los acontecimientos. Lo que nosotros llamamos coincidencia parece constituir el interés principal de esta mente peculiar, ya aquello que reverenciamos como causalidad casi no se toma en cuenta. Hemos de admitir que hay bastante que decir sobre la inmensa importancia del azar. Un incalculable caudal de esfuerzos humanos está orientado a combatir y restringir los perjuicios o peligros que entraña el azar." 

Tomado del prólogo del I Ching-el libro de las mutaciones, traducido por Richard Wilhelm.

6/10/2013

EL ANZUELO


Pese a su nombre su muerte no podría calificarse de digna. Pensándolo bien no había nada de digno en él, la seriedad de su rostro no recordaba la dignidad sino el malhumor. Era de mal genio, esto explica en parte el que haya muerto en una pelea. De un machetazo en el cuello.

Lo del machetazo escandalizó a todo el pueblo, Digno no había sido tan malo para morir así. No era un tipo malo, sólo malhumorado. Era un hombre responsable, un pescador juicioso que llevaba la comida a su familia. Bebía como todos, pero no era malo, de mal talante quizás. Corto de entendederas. 

Espero equivocarme al decir que todo el pueblo se escandalizó, quiero creer que hay unos pocos que recuerdan el episodio de Oliverio, después de todo yo no era el único que estaba en la ensenada ese día, había también pescadores y gente del parque. Todo se repetía igual que los amaneceres anteriores, Digno subía las carnadas a la canoa antes de tiempo y las gaviotas y pelícanos se aprovechaban y se robaban unas cuántas antes de que los espantara.

Era terco el hombre, yo llevaba ya un tiempo observando a los pescadores y ninguno cometía este descuido, lo último que subían era las carnadas y mientras tanto se cuidaban de taparlas y ponerlas en un lugar seguro. Digno no aprendía la lección y todas las mañanas yo era testigo de su pelea con los pájaros. Lo veía alejarse iracundo, maldiciendo a los pelícanos, de espaldas al sol.

En la estación le habíamos cogido cariño a Oliverio, tenía una expresión digna, sobrellevaba su vejez con gracia. Como todos los pelícanos viejos no podía ir muy lejos, estaba cansado y su visión se había deteriorado. Comía las sobras que encontraba en la ensenada y lo que nosotros le dábamos, pero siempre tenía hambre. El día anterior a su muerte le había robado buena parte de las carnadas a Digno que montó en cólera y lanzó una sarta de insultos y maldiciones, me las pagarás pajarraco de mierda.

No era la primera vez que Oliverio le robaba. Yo había tratado de hacerle entender  al pelícano que no debía hacer eso, pero pronto entendí que era Digno el que debía aprender a cuidar sus carnadas.

Al otro día de haber amenazado a Oliverio Digno llegó un poco más temprano que de costumbre, me saludó con una risa burlona y empezó su rutina de preparación para la pesca, como siempre dejó las carnadas expuestas a los pájaros. Vi, como tantas veces ya, a Oliverio robándole la carnada. Parecía que la escena iba a repetirse igual que siempre, pero esta vez Digno esperó a que alzara el vuelo y jaló el hilo de pesca desgarrándole la garganta. Lo vi caer al mar.

De eso hace ya un par de semanas, esta mañana recibimos aquí en la estación la noticia de la muerte de Digno. Nadie se ha atrevido a comentar nada. Almorzamos en silencio.