Un
amigo me llamó hace un par de días a invitarme a la proyección de un documental
de Nick Cave. En un tiempo oía mucho a Nick Cave and the bad seeds, tuve una
caja con dos cds, una edición limitada de No more shall we part, se perdió, me
la robaron en una celebración que se hizo en mi casa por ese entonces, el día
de mi cumpleaños. Yo oía a Nick y cantaba sentidamente sus canciones, sobre
todo no more shall we part, es probable que también se me escurrieran un par de
lágrimas mientras cantaba, tenía un espíritu tormentoso. Hoy las cosas tan
melancólicas me hacen reír con un poco de sorna, ya no oigo a Nick Cave. Pero
el documental estuvo bien, mejor que el de David Bowie para mi gusto, aunque el
primero peca de superficial y este de una gran pretensión de profundidad, en uno
no aparece el artista y en el otro el artista habla todo el tiempo y uno
termina un poco hastiado. El autor no logra ser más interesante que la obra,
pasa lo mismo con los escritores, cuando se los conoce decepcionan, es
inevitable. ¿Será que todavía hoy alguien oye a Nick Cave?
Para
entrar hubo que hacer fila, -aquí nos gustan mucho las filas-, mientras
esperábamos mi amigo me contó que se fue de paseo a una finca con su novia y la
familia de su novia y por la noche, cuando se fue a dormir solo, no sé si solo
en una habitación o solo en su cama, empezó a llover, todo estaba muy oscuro.
Ahí, en la oscuridad del lecho desconocido sintió una presencia, se asustó. Convencido
de que había alguien cerca lanzó su brazo al vacío y creyó tocar a una persona.
¿Quién está ahí? dijo mi amigo. Creyó oír una voz, pero era difícil
distinguirla por el ruido del aguacero. Aguzó el oído y oyó agua cayendo cerca,
una gotera, pensó, una gotera sobre la cama, alargó el brazo otra vez,
y si, caía un chorro de agua muy cerca, lo mojó, cuando retiró el brazo
palpó algo que parecía la pierna de una persona, quién está ahí, dijo mi amigo
al tiempo que se levantaba y buscaba a tientas dónde encender la luz.
Cuando
al fin encontró el interruptor vio al primo de su novia orinando. El hombre no
tenía ni idea de lo que hacía, supongo que estaba ebrio. Tardó un tiempo en
darse cuenta de la situación. Mi amigo tuvo que ducharse a las 3 de la
mañana y volver a acostarse en un rinconcito para no untarse de orines. Le
contó a su novia y ella le contó a la abuela y la abuela le contó a todo el
mundo y así tuvieron tema de conversación para toda la estadía campestre, unos
hacían bromas y otros ponían en entredicho la hombría de mi amigo diciendo que
ellos en su lugar le habrían dado un puñetazo.
Entramos
a ver el documental, de pronto, casi al final muestran a un hombre en la
pantalla, está orinando en el escenario, Nick Cave dice algo al respecto, no le
puse atención porque recordé la historia que acababa de contarme mi amigo,
sonreímos, debe haber algún mensaje detrás de todo esto, le dije.
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